RESUMO
Hasta hace algunos años las infecciones micóticas se consideraban de baja prevalencia y de poca relevancia en la salud humana, por lo que el desarrollo de pruebas diagnósticas y nuevos agentes antimicóticos no representaba una prioridad. No obstante, la epidemiología de las infecciones fúngicas ha cambiado de manera importante en las últimas décadas, debido principalmente a los cambios en el estado inmunológico del hospedero humano, que los ha hecho más susceptibles a este tipo de infecciones, y a las condiciones medioambientales, que han llevado no solo a una mayor distribución de las especies reconocidas anteriormente como patógenas, sino a la apariciónde nuevas especies potencialmente patógenas, algunas de las cuales son menos sensibles o resistentes a los tratamientos actualmente disponibles. Esta situación ha llevado a un incremento importante en el número de personas con infecciones por hongos, principalmente en aquellas en condiciones de inmunosupresión transitoria o permanente, como los sometidos a tratamientos prolongados con corticosteroides (p. ej. pacientes trasplantados de órganos o con enfermedades autoinmunes) y las infectadas con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).Solo hasta finales del siglo XX los hongos fueron reconocidos como patógenos humanos importantesy fue a partir de ese momento que se despertó el interés y la necesidad de llevar a cabo investigaciones básicas y aplicadas para el estudio de estas infecciones y para el desarrollo de nuevos agentes antimicóticos. A pesar de estos esfuerzos y avances, la epidemiología real de las infecciones por hongos aún es desconocida, debido probablemente a la carencia de un sistema de reporte obligatorio controlado y de guías epidemiológicas locales e internacionales; además, en parte, a la falta de sospecha clínica por parte del personal médico y, en consecuencia, de un diagnóstico por el laboratorio oportuno...